La Historia de la Vasilópita

Hay dos tradiciones para esta costumbre. La primera dice que el mismo San Basilio pensó en este truco, queriendo ofrecer alegría a los pobres sin escuchar un solo agradecimiento, en época de grandes fiestas. Quería ver los rostros de la gente iluminados de alegría. Entonces, ¿qué hizo? Cogió monedas, las puso en las tartas y las regaló a todos. Luego, mientras comían encontraron el regalo y pasaron las fiestas felices.

La segunda tiene que ver con una historia que tuvo lugar hace unos 1500 años en la ciudad de Cesárea en Capadocia, Asia Menor, donde San Basilio era Obispo. Cuenta la Tradición que un tirano general de la región pidió que se le dieran todos los tesoros de la ciudad, de lo contrario sitiaría la ciudad para conquistarla y saquearla.

El Gran Basilio oró toda la noche a Dios para salvar la ciudad. Amaneció el nuevo día y el general pidió ver al Obispo que estaba en el Templo orando. El despiadado tirano exigió audazmente el oro y todo lo demás valioso en la ciudad. El gran Basilio respondió que la gente de su ciudad no tenía nada más que hambre y pobreza. El general entonces se enojó mucho y comenzó a amenazar al Gran Basilio con exiliarlo de su patria e incluso con que lo podría matar.

Los cristianos de Cesárea amaban mucho a su Obispo y por eso recogieron de sus casas todo lo valioso que tenían y se lo ofrecieron, para dárselo al duro general y poder salvar a su Obispo.

Sin embargo, el general insatisfecho con lo poco de las riquezas, ordenó a su ejército prepararse para atacar a la pobre gente de la ciudad a su regreso. El Gran Basilio, que quería proteger la ciudad. volvió a rezar y puso el cofre en el que había recogido el oro en su pecho y entonces

¡El milagro sucedió! Todos los allí reunidos vieron un destello inmediatamente, y aunque no se supo con certeza que sucedió, el general murió antes de poder regresar a Cesárea. Así se salvó la ciudad. Al ver el milagro, los cristianos no quisieron recuperar sus bienes, pero San Basilio después de elogiarlos por su acción, ordenó que las mitades del oro recolectado se entregaran a los pobres, guardó una pequeña parte para las necesidades de las instituciones de la Iglesia y distribuyó el resto a los habitantes de una manera muy original.

Llamó a sus diáconos y a sus ayudantes y les dijo que se pusieran a amasar panes, y que en cada uno pondrían algo de oro. Cuando estuvieron listos, los distribuyó como bendición a los habitantes de la ciudad de Cesárea. Al principio todos se sorprendieron, pero su sorpresa fue aún mayor cuando cada familia, cortando este pan, encontró el oro dentro. Así que era un pan especial, el Pastel de San Basilio, trajo a la gente alegría y bendición juntas.

Desde entonces también hacemos la tarta con la moneda adentro, el primer día del año, el día de San Basilio y en su honor se le llamó, Vasilopita, Tarta real o Tarta de San Basilio.

La Vasilopita, es una costumbre de muchos siglos que pasa de generación a generación, para recordarnos el amor y bondad de este santo hombre.