Marzo de 2019, el Coronavirus es oficialmente una pandemia y la salud comienza a ser apreciada como el bien más amenazado de este mundo. Segundo semestre de 2021, el encierro por la pandemia aún no ha llegado a su fin y nadie sabe cuán saludable va a ser la nueva normalidad que aún está por llegar.
La buena noticia es que ya comienzan a aparecer las nuevas ofertas del marketing pospandémico asegurándonos que el Covid-19 no ha sido más fuerte que nosotros, y que muy pronto, con las nuevas oportunidades que se nos ofrecen, estaremos llevando la vida que deseamos.
Lo cierto es que ha medida que más y más individuos somos vacunados, la inmunidad de la población ante el virus crece y sus fatales estragos se ven disminuidos. Pero algo que ya no es tan evidente es si con estas dosis de vacunas inmunizadoras tendremos todo lo que necesitaremos para la recuperación espiritual que demanda nuestro interior después de tantos meses de temor y aislamiento.
Yo pienso que con la misma urgencia con la que se nos invita diariamente a proteger nuestros cuerpos del posible contagio con el Coronavirus con la vacunación voluntaria, cada uno de nosotros debe buscar sin descanso los medios necesarios para dotar de una fuerte salud espiritual nuestro peregrinar por esta vida. Sin una espiritualidad saludable las nefastas consecuencias de esta pandemia, y de otros muchos males que acechan la existencia humana, pueden ser más dañinas y perdurables de lo que podamos imaginar.
La espiritualidad es importante para mí porque yo soy una persona espiritual. No solo por mi amplia formación teológica que ha sido consistentemente acompañada por una profunda meditación. También porque en muchos momentos puntuales he sido el soporte espiritual de no pocas personas y familias, siédoles de gran ayuda en la superación de sus dificultades.
Por eso creo que mis reflexiones y consejos en Santiagotopía pueden ser de gran ayuda para muchos. Sobre todo, en estos tiempos en que todos necesitamos apoyo emocional para asumir de la mejor manera posible el nuevo mundo que se nos avecina. Así es que aquí les traigo, como quien camina por una montaña con el único deseo de alcanzar su punto más alto, mi primera reflexión acerca de qué cosa es la salud espiritual.
Nuestra escalada hacia la cima comienza con un intento de definir la salud espiritual. Esto puede ser algo bastante complejo; aunque también es cierto que hay algunas definiciones interesantes como esta que apunta a la búsqueda de significado, propósito y sentido en la vida. En términos generales está muy bien. Sin embargo, cuando hablamos de salud siempre vamos a necesitar algo más concreto.
Si nos remitimos al principio de que las funciones vegetativas del ser humano son referidas en lo fundamental a nuestras actividades corporales y que igualmente las funciones psicológicas son referenciadas al alma, es muy probable que sintamos que ya hay cierto avance en esto de ser más concretos con la salud espiritual.
Así como nuestro cuerpo se enferma y vamos al médico en busca de salud, nuestra alma puede contraer alguna enfermedad y necesitaremos ser sanados psicológicamente.
Dicho esto, podemos avanzar un poco más. Porque todos sabemos que como humanos la dualidad alma-cuerpo, materia-espíritu, razón-voluntad, mente-cerebro, no alcanza a definir totalmente el alcance de nuestra existencia en este mundo.
Nosotros estamos señalando hacia ese “algo” que hay dentro de cada ser humano, hacia esa energía interior que, aunque puede ser definida de muchas maneras, no hay tecnología 5G o superior capaz de hacerle un selfi; y que aún así, por muy irreconocible que parezca, sabemos que está ahí, que existe, que es tan esencial para nuestro ser, que sin ella no estaríamos vivos
Creo que la palabra más antigua, y por tanto que menos detractores tiene es alma. De este modo, nuestra alma es algo más que sus funciones psicológicas. Y con esto hemos llegado a un punto importante. La salud espiritual es más que estar psicológicamente equilibrados.
Luego de repasar la importancia de los conceptos de alma y psicología en la definición de salud espiritual, podemos seguir avanzando en nuestra subida y adentrarnos en este otro imprescindible concepto: interioridad. Con él estaremos resumiendo en una palabra todas las potencialidades del alma que sobrepasan las fronteras de la psicología.
Esto último que les he dicho no tiene la intención de hacernos viajar hasta la parasicología o los fenómenos paranormales. No. Nuestro ámbito de reflexión es la salud. En este sentido es que hablamos de la psicología, del alma y de la interioridad.
Cuando las funciones del alma sobrepasan los límites médicos que los psicólogos y psiquiatras tienen para diagnosticar enfermedades, desde el punto de vista espiritual que venimos desarrollando, una de las formas de definir estas funciones puede ser, y yo creo que es la mejor, interioridad.
Llegados a este recodo de nuestro empinado camino, podríamos decir que aquellas personas que tienen una gran riqueza interior están espiritualmente sanas. Esto es bastante cierto. Pero también hay que añadir que no es concluyente.
¿Qué potencialidades del alma habría que desarrollar y cómo para alcanzar esta riqueza interior? La respuesta a esta pregunta daría por sí sola para escribir muchos y extensos libros. Pero una sola palabra va a llenar de luz nuestras mentes y sentidos, la meditación.
¡Bien! Ya estamos muy cerca de la cima de nuestro cerro. La salud espiritual consiste en enriquecer nuestra interioridad a través de la meditación. Y la meditación es el ejercicio interior que hace que canalicemos las energías de nuestro espíritu. Este ejercicio de canalización es una acción que siempre conduce a un fin positivo y espiritualmente reconfortante.
Al canalizar en este sentido las potencialidades de nuestro espíritu, por más que con la meditación solo busquemos a veces reducir la ansiedad y el estrés, hemos de aceptar y darnos cuenta que todo ejercicio espiritual nos conecta sin remedio a una creencia y espiritualidad específica, a un modo muy concreto y elaborado de entender y acercarse a la trascendencia y la divinidad.
Entonces, si queremos meditar para ser sanos espiritualmente, estaremos ejercitándonos irremediablemente en una determinada espiritualidad sobre la cual esta meditación ha sido concebida y estructurada.
Intencionalmente no menciono las corrientes de meditación que están a la mano de cualquier paisano hoy día y mañana también con solo teclear un par de letras en el buscador de Google.
Actúo de este modo porque me gustaría confesarles, si es que aún no lo saben, que mi corriente de espiritualidad, desde la cual pretendo ayudar a muchos en el cuidado de su salud espiritual, es claramente cristiana; fundamentada, además, en la tradición de la Iglesia Ortodoxa.
Luego de estas reflexiones, todavía nos queda lanzar nuestro último sprint para definir la salud espiritual y reposar victoriosos en la cima de este sagrado monte. Puesto que la meditación, como hemos visto hasta aquí, es parte esencial de una conrriente espiritual específica, hemos de concluir que la práctica constante en una epiritualidad adecuada, incluyendo la meditación continua, es la única que nos puede llevar a la salud espiritual.
Lo diré ahora de un modo más llano. Querido lector de Santiagotopía, la meditación no puede ser usada única y exclusivamente como un antídoto, paliativo, o remedio sanador contra ninguna enfermedad del alma. Pues, aunque son muchos los beneficios que la meditación nos ofrece, ella en sí, y por sí sola, no puede abarcar todo el amplio espectro de la salud espiritual. La meditación ha de ser ralizada y vivida dentro del contexto de una espiritualidad activa, renovadora, gratificante.
Mi intención reflexiva justo antes de que alcancemos nuestra meta en esta publicación, es llamar la atención sobre uno de los principios espirituales que menos importancia se le da en nuestros días: que del mismo modo en que podemos tener una idea bien clara de qué cosa es estar sanos física y mentalmente, hemos de mantener esa misma nitidez para identificar qué tipo de ejecicio espiritual nos hace estar sanos espiritualmente.
Esto solo es posible si, además de saber qué cosa es estar sanos en en cuerpo y alma, tenemos también suficiente conocimiento y entrenamiento para saber cómo recobrar y conservar la salud interna cuando algún padecimiento espiritual nos bloquea interiormente.
Dicho de un modo más sencillo, si hablamos de salud espiritual existirá también su contraparte lógica, la enfermedad espiritual. Y de esta clase de padecimentos también hemos de ser sanados si queremos terner salud.
Así, pasito a pasito, hemos coronado la cima de nuestra montaña. Ahora podemos definir la salud espiritual como una forma más natural y coloquial de expresar los beneficios de tener una espiritualidad saludable.
Me explico mejor. El mundo interior del ser humano no puede ser abordado del mismo modo que cuando somos tratados cual pacientes adoloridos que van a consulta, se les examina, diagnostica y se les aplican tratamientos para que recobremos o fortalezcamos nuestra salud.
La interioridad ha de ser tratada en términos de crecimiento, expansión, liberación, autorealización, armonía. Y sus antítesis tampoco pueden ser catalogadas propiamente como enfermedades, sino como algo más complejo, bloqueador, paralizante.
¿Un problema? De ninguna manera. La salud espiritual es el resultado de ejercitar y conservar una espiritualidad saludable. Con una espiritualidad saludable la incidencia de enfermedades corporales y mentales es mucho menor. Y viceversa, a menor espiritualidad, mayor riesgo de enfermedad física y psicológica. Sin olvidar que una insana espiritualidad es una infalible fuente de un sinfín de penosos padecimientos.
Dicho de otro modo, hay quienes vivimos más enfocados en nuestro mundo interior que otros. Los primeros desarrollaremos algún tipo de espiritualidad. Yo, sin ir más lejos, he desarrollado una espiritualidad cristiana. En la medida que esta espiritualidad nuestra sea saludable a través, principalmente de la meditación, y luego por la práctica de otros ejercicios interiores; es decir, que esta sea una espiritualidad que nos haga crecer interiormente, podremos disfrutar de una auténtica salud espiritual.
Salud espiritual que hará que todo nuestro ser, alma, cuerpo, e interioridad, esté completamente con salud y menos propenso a ser contagiado por enfermedad alguna. Por el contrario, cuando la espiritualidad desarrollada no es expansiva o es casi nula, las enfermedades psicológicas y orgánicas serán más difíciles de contrarrestar.
Así es como yo pretendo afrontar mi recuperación interior después de la pandemia, ejercitándome aún más en una espiritualidad saludable. Te invito a que hagas lo mismo. A que además de cuidar tu cuerpo y tu alma, potencies tu interioridad con la meditación para que presumas de tener salud espiritual. Y no dejes de visitar de vez en cuando Santiagotopía. Aquí estaré compartiendo contigo en mis próximas publicaciones cómo ejercitarte adecuadamente en una espiritualidad saludable. Salud y paz.
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La publicación que acabas de leer es en absoluto mi opinión personal. En ningún modo debe ser considerada la recomendación médica de un profesional de la salud (si usted tiene algún problema de salud, y aún más, este problema es urgente, por favor póngase en contacto con los servicios médicos de urgencia disponibles en su área), ni tampoco la postura oficial y/o el comentario autorizado sobre los predicamentos de ningún grupo, organización, institución o iglesia religiosos o de meditación cristiana o cualquier otra corriente espiritual, política o ideológica, por más de que mi pasado vínculo con la Iglesia (Romana) Católica y mi actual integración con la Iglesia Ortodoxa sean un hecho y se reflejen en mis publicaciones.
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14 thoughts on “La Salud Espiritual”
Muy interesante el artícuculo, muy profundo, lo disfruté. Les seguiré leyendo.Bendiciones!!
Gracias, estimada Monica por visitarnos y leer mi publicación. Que todo nuestro trabajo y mis proximas publicaciones sirvan precisamente para ayudar a muchos, y a ti, a crecer en la Salud Espiritual. Bendiciones.
Excelente escrito, muy profundo y necesario. Seguiré leyéndole y compartiendo tan valiosos posts.Dios les bendiga.
Dios te colme de muchas bendiciones a ti también, estimada Ana Luisa. Gracias por compartir con nosotros y extender a otros nuestras publicaciones. Salud y Paz.
la salud espiritual es una necesidad urgente en estos tiempos, reflexiones como estas son imprescindibles.Gracias por todos sus articulos muy bueno todo lo que voy leyendo.
Gracias, Julia por ser parte de la familia de Santiagotopía. Ciertamente la Salud Espiritual es algo imprescindible en estos tiempos. Desde de la fe cristiana tenemos las mejores herramientas de espiritualidad posible para que este preciado don nunca nos falte. Salud y Paz.
¡La publicación de tu blog llega en el momento más oportuno! Es difícil encontrar articulos tan elaborados en español, recien lo descubro y ya me he leído todo. Buen trabajo!!Gracias por compartir!!Bendiciones.
Gracias, Delia por tus alentadoras palabras. Damos gracias a Dios por poder compartir los tesoros de la fe ortodoxa usando nuestra propia lengua. Salud y Paz.
Que buen artículo, digno de estos tiempos tan dificiles-Dios le bendiga siempre. Creo que son una familia muy bonita y con mucha Fe. Los admiro muchísimo!Bendiciones infinitas!!
Gracias, Keyla. Muchas bendiciones también para ti. Compartimos desde la fe y la espiritualidad las muchas gracias divinas que hemos recibido. Salud y Paz.
Simplemente Hermoso !!!
Muchas Gracias por todo lo que compartes en este blog y por los mensajes diarios de la lista de oración.
Muchas gracias. Dios te bendiga. Salud y Paz.
Excelente trabajo, muy necesario en estos tiempos y muy profesional.Enhorabuena!!!
Gracias. Dios te guie. Salud y Paz.